SINOPSIS
Keith es un chico atractivo y orgulloso que se ve forzado a vivir en la casa del nuevo marido de su madre, una familia elitista que tiene un hijo, Izan, de su misma edad a quien no soporta, algo que parece ser mutuo, ya que Izan no puede aguantar que alguien de la clase de Keith vaya a formar parte de su familia pero ninguno de los dos sabe que puede que ese odio se convierta en algo más...
OPINIÓN PERSONAL
Hablo muy enserio cuando digo que nadie debería de leerse este libro. Es malísimo no, lo siguiente. La trama puede llegar a ser interesante si no estuviera escrito así. No entiendo que maldito problema tiene la autora. En serio ¡¿Cuál es su maldito problema?!
Los protagonistas no pueden ser más tontos, me cuesta creer que existan dos chicos de 18 años más idiotas que estos dos. Cada vez que hablan entre ellos no saben hacer otra cosa que discutir, porque no es que solo la nula comunicación sino que se inventan todo el rato ¡todo el rato! las cosas que se dicen el uno al otro.
Izan no soporta que la gente utilice palabras como follar, polla, mamada, etc. Palabra que dice cualquier adolescente, pero no delante de él no se puede decir eso porque es hablar muy mal. Al punto de que se enfada y grita para que se utilicen otras palabras. Quería darle un puñetazo, y juro que yo no soy violenta.
Directamente el problema de salud de Keith no es muy creíble.
Pero lo peor de todo el libro y obviamente ahí es donde no entiendo cuál es el problema de esta escritora, porque sinceramente es un reflejo de ella misma, es su manera de referirse a las chicas. Al parecer todas las chicas en este libro son unas putas o fulanas o otras palabras similares que ni quiero recordar. No es broma, todas las chicas de la universidad son unas putas. Y es algo que no me podía sacar más de mis casillas, digamos que ya iba por el veinte por ciento del libro y ya lo quería dejar por el tema de las chicas. Lleva falda es puta. Intenta ligar con un chico es puta. Le gusta el sexo es puta. Existe es puta.
Y por personas como esta señora, por así llamarla, es que en la sociedad de hoy en día que se supone deberíamos ya saber tolerar a los demás, los que les gusta y lo que hacen. Sobre todo tenemos que respetarnos entre las mujeres. Yo no tengo derecho ninguno a llamar puta a una chica solo porque se ha tirado a diez chicos, por mi como si se tira a cincuenta, si es lo que a ella le gusta que lo haga. Tampoco tengo derecho a criticar a una mujer por como vista, por como se maquille o ya también aunque este fuera del tema por su físico.
Hasta aquí escribo hoy, ya me he vuelto a cabrear como cuando me estaba leyendo el libro.
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